viernes, julio 31, 2009

TECNOLOGÍA Y DEMOCRACIA: EL PARTIDO VIRTUAL

El extraordinario desempeño de un candidato con pocos recursos como Obama, para cosechar adhesiones y donaciones a través de Internet, ya constituye una leyenda en el historial de las campañas políticas. Fuente de inspiración para la actual oligarquía estatal, con los suficientes recursos como para pagar militantes de la red y asesores mediáticos, pero sin la suficiente popularidad como para contrarrestar la espontánea y masiva participación de los opositores en los más populares sitios de Internet, la experiencia Obama puede, sin embargo, dejar otras conclusiones, útiles para combatir esa oligarquía y para resolver la escasa democracia local.

Bien o mal, y sin un auxilio manifiesto de la tecnología, las fuerzas dispersas del radicalismo han comenzado a agruparse como la nueva red-raíz del tradicional tronco del Partido Radical. Como la conveniencia de un sistema bipartidista se ha manifestado con fuerza en los últimos tiempos y desde los más diversos e importantes sectores políticos, para lograrlo resta resolver el armado del partido oponente. Este no puede sino ser constituido por las fuerzas dispersas del peronismo y el liberalismo opuestas a los restos de la oligarquía estatal que hoy mantiene trabado el aparato formal del Partido Justicialista e impide una interna para dirimir esta cuestión.

La discusión ideológica acerca de si el peronismo debe ser de izquierda o de derecha y si debe aliarse con el socialismo o los radicales ex alfonsinistas o con los conservadores y liberales, ha sido ya resuelta en primera instancia por las fuerzas del radicalismo, que ha tomado para sí sectores moderados social-demócratas, el radicalismo alfonsinista y el socialismo, y que a los ojos de la sociedad va entonces a encarnar la modernidad social-demócrata, una encarnación que debemos alentar y aplaudir en la medida que da una salida democrática a toda una visión del mundo y del Estado. Por lo tanto, al Partido Justicialista le cabe el rol de conformar la otra expresión, la de la libertad en relación al Estado, tan bien expresada en “La Comunidad Organizada” y en la tradición siempre revolucionaria de justicia, progreso, soberanía e independencia para grandeza de la nación y felicidad del pueblo. El peronismo, ya en la década del 90, cumplió con este rol, unificando la herencia cultural de los argentinos, expresada alternativamente por conservadores y liberales, protagonistas de ese sístole-diástole histórico que nos permitió ser como somos: católicos e hispanos y profundamente liberales a la vez, con la norma anglo bien digerida, esa mezcla que nos ha hecho únicos en América Latina. Aunque últimamente no nos hayamos distinguido mucho en la región, sino por nuestros desaciertos, en nuestro bagaje tenemos aún ese tesoro que va a salir a relucir antes de lo que pensamos, justamente en la reformulación del gran partido nacional tradicional. La tecnología va a ser de gran ayuda para esto.

Mientras la actual oligarquía en el poder mantenga su garra sobre la justicia, la electoral en este caso y el dominio oculto en la Junta Nacional del PJ, resulta difícil imaginar una reorganización partidaria y, más difícil aún, consolidar una red que incluya a los partidos liberales, desde el PRO hasta las fuerzas provinciales. Lo que resultaría sin embargo fácil, gracias a la tecnología, sería el armado de un partido virtual donde se pudiese establecer un principio de organización nacional, provincial y municipal, con referentes y adherentes en red. Con este procedimiento se contaría con una fuerza organizada capaz de inscribir de modo ecuánime a militantes y adherentes afines de un origen u otro, identificados con esta propuesta, y dispuestos a recuperar más tarde el PJ, ese otro tronco tradicional, para enfrentar la modernidad socialdemócrata del radicalismo desde la modernidad capitalista. El partido virtual requiere una mínima inversión tecnológica y ninguna inversión en los millones de aspirantes del peronismo y de otras fuerzas que están deseosos de participar y que hoy no tienen un lugar de proyección nacional que exprese sus convicciones.

Junto al partido virtual, la necesidad también de estudiar y comunicar las propuestas políticas de ese espacio político para recuperar a la Argentina de todos estos años de desgobierno. Para eso, también pueden operar en red las fundaciones virtuales y las organizaciones sin fines de lucro, ya que son capaces de agrupar a bajo costo cuadros calificados y profesionales técnicos con el fin de formar equipos de gobierno preparados y afinados. Hace poco, Domingo Cavallo propuso la creación de un gabinete en las sombras. Esta propuesta puede también tener el beneficio de la tecnología, y la Argentina podría contar en la red, no con uno sino con por lo menos dos gabinetes, uno por el radicalismo y otro por el peronismo liberal, en entrenamiento permanente para gobernar y visibles, a través de sus respectivos sitios de Internet, a toda la población.

Lo que la Argentina ha carecido de transparencia, en todos estos años, puede remediarse con eficacia a través de la información política en la red, el modo actual de permitir la mayor democracia a través de la participación popular en línea. Controlando o aportando, con la tecnología disponible por pocos centavos en cualquier locutorio a lo largo y ancho del país, el pueblo argentino está ya listo para tomar las riendas de su propio destino, eligiendo primero a sus representantes a través del conocimiento personalizado en la red y, más tarde, en elecciones formales donde su partido será, de verdad, el suyo. Apenas un poco después, porque hay que contar con el poder para imponerlo, el voto electrónico, el non plus ultra de la vida democrática.

¿Una nueva utopía? No: sólo hace falta un explorador que abra el camino para una revolución política informática que ya está en el aire en la Argentina y vigente en la primera democracia del mundo.