lunes, diciembre 21, 2015

LA FELICIDAD DEL PUEBLO



El peronismo tiene siempre como guías para la acción dos metas: la grandeza de la Nación y la felicidad del pueblo. Podemos tener la certeza de que el equipo actualmente en el gobierno va a lograr nuevamente la grandeza de la Nación, al reestablecer las reglas de economía de mercado que se perdieron con la intervención de Duhalde a comienzos del año 2002. No podemos tener certeza, sin embargo, acerca de que estas medidas logren la felicidad del pueblo y, mucho menos, de que ese mismo pueblo que hoy votó con sensatez, no vuelva a reclamar una fuerte intervención de Estado para compensar las inequidades, echando todo por tierra una vez más.

El final traumático de los años 90 aún no tiene su explicación arraigada firmemente en la conciencia colectiva y la gente continúa erróneamente creyendo que el aparente fracaso de aquellos años estuvo en la elección de una economía de mercado y no, como en realidad sucedió, en la ruptura brutal de aquella por Duhalde, con su devaluación compulsiva, pesificación, y ruptura de los contratos seguidas por la secuencia de los tres gobiernos kirchneristas con sus estatizaciones e intervenciones en los mercados. Es importante entonces que todos los argentinos presten atención a lo que fue el verdadero desarrollo de aquellos acontecimientos, ya que hoy vamos a vivir los mismos aciertos y muchas de las mismas dificultades. En particular, es esencial que los peronistas aprendan a cuál de sus tradiciones obedecer: si a la estatista de los años 40-50 o a la liberal de fines del siglo XX y comienzos del siglo XXI.

En el siglo XXI no pueden obedecer a la tradición estatista: los resultados obtenidos por Duhalde y los Kirchner quedaron finalmente a la vista, aunque ocultos en los primeros años por una inusual bonanza de los precios internacionales de las exportaciones argentinas. Por lo tanto, el peronismo sólo puede obedecer a la tradición liberal comenzada por Menem y Cavallo, en un esfuerzo conjunto por poner el país en sintonía con la economía global del siglo XXI. La grandeza de la Nación fue el resultado, como ya se anticipa que lo será hoy. Lo que no quedó claro en aquel momento fue cómo compatibilizar las necesidades de los trabajadores con esa economía liberal, cómo y en qué ayudar al empresariado nacional indefenso en muchos casos para competir, y, sobre todo, como conseguir que las provincias se integrasen en forma positiva al cambio económico global. Estos tres temas siguen sin resolver y tampoco hubo  demasiada creatividad para resolverlos en forma eficaz frente a la siempre fácil tentación del estatismo y/o las nacionalizaciones.

Hoy volvemos a comenzar y ya se escucha al kirchnerismo, ese populismo izquierdoso disfrazado de peronismo, oponerse al nuevo gobierno con sus recetas estatistas. El juego es claro: ante cualquier dificultad popular, empresarial o provincial, los que perdieron van a decir que la culpa la tiene la economía de mercado. El gobierno defenderá la economía de mercado pero quizá no pueda solucionar algunos de los problemas que ésta crea, no sólo en la Argentina, sino en todos los países. Entre el kirchnerismo y el gobierno, está el peronismo verdadero, más liberal que estatista, amigo del nuevo gobierno y con una misión específica: ayudar a recrear las buenas condiciones de los 90 y contribuir a solucionar los problemas que en el pasado no se supo reconocer, afrontar o resolver.

El peronismo posee un instrumento que ningún otro grupo político puede reclamar (y mucho menos el kirchnerismo): la autonomía del movimiento sindical. Ni empresarial ni estatista, el movimiento sindical, como conjunto de organizaciones libres del pueblo capaces de incidir en la economía tanto nacional como regional, está llamado a cumplir un importantísimo rol en la recreación de esta nueva economía de mercado.
A través del movimiento sindical, el peronismo puede iniciar diversas acciones para ir asegurando el bienestar del pueblo, liberando al Estado de una pesada carga que sólo puede crear más y más inflación. Entre ellas, reclamar una federalización efectiva de los impuestos de modo de dotar de autonomía de gestión a cada estado provincial para que acompañe al renacer de la actividad productiva; crear un registro nacional de aprendices-estudiantes e incluirlos en escuelas de formación laboral, como alternativa al estudio secundario tradicional; creación de seguros sindicales de desempleo con un funcionamiento semejante al de las obras sociales; ofrecer al empresariado tradicional y a los nuevos emprendedores, trabajadores calificados; ofrecer alternativas de gestión cooperativa sin fines de lucro a las empresas en dificultades; crear bancos sindicales para alentar la transformación de asalariados en emprendedores; formar consultoras sindicales de creación de empresas; etc.

En definitiva, se trata de que las organizaciones sindicales usen el mismo mercado que podría perjudicar a los trabajadores para fortalecerlos. Durante toda su historia, esa ha sido la misión del peronismo, una misión que muchos aspirantes a dirigentes del peronismo han desdeñado. Hoy esos mismos aspirantes, pueden impulsar el movimiento sindical en la dirección de la historia y lograr, con nuevos instrumentos, un mayor salto social para los trabajadores.

En otros países pro-mercado, donde los movimientos sindicales nacieron comunistas o socialistas, siempre anticapitalistas, esta conjunción no ha sido posible. En la Argentina, gracias al peronismo y a su movimiento sindicalista pro-trabajador pero no necesariamente anti-capitalista o anti-mercado, esto sí es posible.

El gobierno ya ha enunciado sus planes y, por cierto, la Nación está en buenas manos para recuperar su grandeza. El kirchnerismo, a su vez, seguramente concretará sus mejores sueños fundando su propio maravilloso partido nacional, el Frente para la Victoria, FPV, con sus propios héroes fundadores, Néstor y Cristina (ya no Perón y Evita), con su relato establecido y su horizonte de proyectos estatistas, y se opondrá al gobierno, iniciando una valiente resistencia para completar el regreso en farsa de una historia que nunca comprendieron.

Entre ellos, ¡el peronismo! Un peronismo que se verá forzado a aguzar su ingenio para renovar su rol histórico dentro de las nuevas e inevitables reglas de la economía global. Deberá ayudar al gobierno y ayudarse para tener una oportunidad más de servir, asegurando la felicidad del pueblo. El peronismo siglo XXI sabrá cómo hacerlo, con sus sindicatos de trabajadores y la inmensa red de nuevos emprendimientos que se puede llevar a cabo desde éstos por fuera del Estado, en total libertad, siguiendo todas las reglas y usando todos los beneficios de una economía de mercado con una sola diferencia: el lucro regresando en forma de beneficio para el trabajador.

A Marx no se le ocurrió. A Perón, y a sus más brillantes seguidores, sí.

martes, diciembre 01, 2015

EL PERONISMO LIBERAL Y MACRI


(publicado en www.peronismolibre.wordpress.com)
 
Al rechazar una alianza con el peronismo disidente encabezado por Sergio Massa el hoy presidente electo Mauricio Macri evitó la contaminación con un peronismo que, en los últimos doce años, vía el duhaldismo y el kirchnerismo del FPV, creó la actual decadencia argentina. Pero, por esa misma decisión, dejó también afuera a la porción minoritaria pero significativa del peronismo liberal heredero de los 90 y fiel seguidora de las políticas liberales de Menem y Cavallo.
Aún cuando se persiste en insistir que ahora se intentará una continuidad de las políticas desarrollistas de Arturo Frondizi, conviene no ser presa de los prejuicios y reconocer que las grandes reformas liberales fueron ya hechas por el peronismo en los años 90, aunque deshechas luego por el alfonsismo y el duhaldismo, por medio del golpe institucional a de la Rua, destrucción luego profundizada por el kirchnerismo.

Cuando el PRO liberal sólo tiene como aliados a los radicales de la UCR y de la Coalición Cívica, socialdemócratas por historia y vocación, merece considerarse con cierta atención a la dispersa y desorganizada fuerza peronista liberal que ahora va a intervenir en la recuperación democrática y republicana del PJ. Esa fuerza, una vez organizada, puede transformarse en el aliado imprescindible del PRO a la hora de las definiciones profundas en la economía y en las relaciones internacionales, a la vez que en el reaseguro para que el peronismo evolucione hacia donde corresponde y no ceda a la tentación de instalarse como nueva oposición retrógrada.

¿Cuál es el rol del peronismo liberal hoy, pasadas las elecciones en las cuales el único dirigente que lo representó, en ausencia de un dirigente propio, fue el mismo Macri que los rechazó? Desde luego, el peronismo liberal continuará apoyando a Macri con toda la energía posible, porque el objetivo es la Argentina y no el predominio de una fuerza u otra. Sin embargo, también ese mismo peronismo liberal tiene ahora que tomar una forma organizada de corriente de opinión primero (del mismo modo que se expresó a favor de Macri en las elecciones y contribuyó a su triunfo) y luego, de definida línea interna dentro del PJ con poder para competir con las líneas internas adversas y aliarse con los partidos externos afines.

El peronismo liberal tiene ante sí la tarea de rescatar a los años 90, haciendo la lista de éxitos y fracasos, señalando las cosas que pudieron o debieron haberse hecho de otra forma, pero subrayando  lo básico: en la era global no hay otra posibilidad que una macroeconomía liberal para asegurar el crecimiento sostenido de la Nación. El peronismo liberal tiene la obligación de recordar a la Nación que ese era el camino correcto y que lo que se precisaba no era recorrer el camino opuesto, sino rectificar el que se venía recorriendo con un enorme éxito y progreso. Es imprescindible que el peronismo en general, que debe sacarse de encima además la pesada y ajena mochila del Frente para la Victoria, vuelva a discutir este período histórico y a hacerlo suyo públicamente de modo de ayudar también al proceso actual. Éste, aún encabezado por Mauricio Macri, enfrentará muchos de los mismos desafíos y resistencias de aquella época.

Hoy existen tres peronismos:
1) el peronismo socialdemócrata republicano de Massa con dirigentes diversos que pueden ser cerrilmente socialdemócratas como Lavagna y otros, como de la Sota, casi liberales aunque todavía vociferen de tanto en tanto acerca del “neoliberalismo” asemejándose a los loros del...
2) Frente para la Victoria, ese segundo peronismo trucho cuyos dirigentes deberán decidir si hacen el partido de izquierda que parecen desear o se avienen a la contienda interna del PJ donde no harán más que perder. Y finalmente, el tercer peronismo...
3) ese peronismo liberal que muchos creían que iba a expresar Daniel Scioli antes de arrodillarse y someterse indignamente ante el kirchnerismo, y que hoy no tiene un líder definido, sino que expresa una muy fuerte corriente de opinión. Esta corriente a veces se mezcla con el PRO y, en especial, con los muchos dirigentes peronistas exiliados en él, y otras veces busca su propio cauce formal y su inclusión en el hasta hoy perdido PJ. Si el peronismo en general debe hacer un gran esfuerzo para reorganizarse, el peronismo liberal tiene una misión particular para ayudar en las actuales circunstancias y, a la hora de la verdad, poder transformarse en el aliado necesario para la continuidad de una causa común.

El peronismo liberal debe hacer un progreso en este sentido de modo de colocarse ya no en la retaguardia de Macri, yendo por detrás de las reformas que éste va a hacer, y mucho menos en una oposición socialdemócrata al estilo Massa- Lavagna (ese rol regresivo ya está ocupado por los radicales adheridos al PRO) sino en la vanguardia liberal, a expresarse tanto en la economía como en las relaciones internacionales. Una vanguardia asociada al PRO, una vanguardia que rescate al PRO si éste se viera sumergido por los socialdemócratas internos, y una vanguardia lista para continuar las reformas si el próximo gobierno fracasase en sus objetivos o tuviera que postergarlos.

Una vez más: el PRO y Mauricio Macri tienen tanta razón en sus planteos que sería indeseable que lo que encontrasen enfrente fuera lo opuesto –un Duhalde redivivo, digamos—y no un dirigente peronista afín con el cual contar para mejorar, continuar, o regresar si la suerte le fuera en algún momento adversa. La corriente de pensamiento liberal atraviesa todos los partidos. Se trata de que, a la larga, muchos de sus contenidos sean patrimonio de todos y garantía de progreso colectivo. Para que esto suceda, el peronismo liberal debe transformarse en una alternativa visible dentro del PJ y contribuir a las alianzas políticas del futuro, que serán así mucho más homogéneas y resistentes que las del presente.

Hoy, las diferencias entre las líneas internas del peronismo pueden parecer irrelevantes para muchos que gozan con hacer del peronismo un bloque homogéneo y masivamente detestable, sin tener en cuenta que el peronismo no pudo desarrollarse orgánicamente porque el PJ fue paralizado por los enemigos internos de la línea liberal de los 90, en complicidad con la justicia.

Hoy, otra vez en el llano y fuera del poder, el peronismo vuelve a estar librado a su habitual movimientismo, ese que le ha llevado a expresar en cada instancia el mejor progreso y la más acabada modernidad.

Hoy, ese peronismo buscará democráticamente su identidad partidaria y la mejor y más funcional de sus líneas terminará por asumir en plenitud toda la tradición, incluyendo con orgullo al peronismo liberal de los 90, y esforzándose en crear los nuevos instrumentos peronistas que aseguren la grandeza de la nación y la felicidad del pueblo. La doctrina es la misma; el instrumental, totalmente diferente. Los trabajadores y sus dirigentes sindicales, esa eterna columna vertebral del peronismo, tienen mucho para decir y aportar en el proceso de insertar con éxito y debida protección a las grandes mayorías en una economía global. El peronismo, como dijimos ya muchas veces y desde hace muchísimos años, será liberal o no será.

Sin líderes visibles, el peronismo liberal los irá encontrando. Por ahora, tiene uno prestado, Mauricio Macri. El futuro dirá el resto.