sábado, septiembre 08, 2018

EL GRAN ERROR, CORREGIBLE, DEL PRESIDENTE MACRI


En estas mismas columnas hemos señalado muchas veces la mala decisión política de excluir a un amplio sector del peronismo que comparte los mismos ideales liberales de Cambiemos, además de los republicanos, con la ventaja de que, en su siempre creativo movimiento en favor de las clases trabajadoras, ofrecería la nada despreciable colaboración sindical a la hora de hacer las necesarias reformas. Y si bien ese error es grave ya que, aunque no pone en riesgo la elegibilidad del Presidente Macri a un segundo mandato (ese peronismo, sin una candidatura semejante propia, lo votará de todos modos a él), sí deja en estado de zozobra y retraso al país hasta que en 2019 quede finalmente claro que las actuales políticas van a continuar. Otro sería el cantar con un Cambiemos más grande y renovado, un Cambiemos con un líder comprendiendo, por fin, que el peronismo hoy está “for grabs” para quién se le anime y sepa conducirlo y encauzarlo. La Argentina tendría así posiblemente un horizonte nítido ya hoy, con apenas la sombra de un declinante kirchnerismo y de un peronismo antiliberal que no crecería demasiado en la medida en que lo mejor del peronismo se dedicase a la vez a perfeccionarse y competir internamente dentro de un Cambiemos amplio. Esta conjunción de fuerzas derrotaría a la vez, también presumiblemente para siempre, tanto al kirchnerismo declinante como a los rezagos del duhaldismo y del peronismo retrasado.

Con todo el peso que tiene este error político de combatir al peronismo antes que liderarlo, el país hoy tiene un reproche mucho mayor para hacer al Presidente Macri: el del fracaso de su política económica. Si bien una gran mayoría de la población, con gran parte del peronismo incluido, apoya el rumbo elegido y continúa apoyándolo del mismo modo en que lo ratificó en la última elección, la realidad es que la decepción acerca de la inflación que continúa, la falta de divisas y la insistencia en más impuestos, es inmensa y pone en duda algo que jamás nadie se hubiera atrevido a dudar: la capacidad de gestión de un Presidente con muchos éxitos anteriores en su curriculum.

¿Por qué triunfó en Boca y en el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y por qué fracasa hoy en el Gobierno Nacional?  ¿No se trata acaso de la misma persona, con la misma habilidad para gestionar? ¿No se trata acaso del mismo país y de las mismas dificultades para afrontar? ¿No se trata acaso de la misma ideología en acción? En efecto, todo parece igual pero no lo es. Éste es el gravísimo error del Presidente Macri, el no haber advertido la diferencia entre dirigir la economía de un club de fútbol o una gobernación de la ciudad, microeconomías que debieron lidiar con una macroeconomía a menudo inviable y crear sus propios y aceitados recursos para sobrevivir con éxito, y proyectar y dirigir una nueva macroeconomía más favorable a las microeconomías empresarias o de las gobernaciones provinciales y viable a la vez en el mundo del libre comercio.

 No es lo mismo ser un campeón para lidiar con una macroeconomía adversa—y Macri sin duda lo fue y de ahí la esperanza inicial de una gran mayoría del país en su gestión presidencial—que ser el artífice de una macroeconomía funcional, viable y exitosa. Se ha dicho muchas veces que el error del Presidente Macri ha sido dividir el ministerio de economía en varios ministerios, de modo que nadie tuviese un mando absoluto y que no hubiese un poderoso ministro de economía como en el pasado, pero esta apreciación es equivocada. En efecto, ya se ha observado también muchas veces, en particular en estas últimas semanas de desasosiego y cambios ministeriales para tratar de dar en la tecla, que la realidad es que sí hay un Ministro de Economía, uno muy poderoso que coordina todo y que, con el auxilio de secretarios de gabinete, lleva las riendas de la macroeconomía y que ese ministro en las sombras, no es otro que el mismo Presidente Macri.

El problema entonces no es que no existe un Ministro de Economía, sino que existe uno que es incompetente para esa función: saber lidiar con la mala o errática macroeconomía de los anteriores gobiernos no acredita capacidad de organización de una macroeconomía eficaz y eficiente. Para eso, en el currículum del Presidente Macri tendríamos que haber leído otras capacidades, como ser una formación no en la gestión de empresa, sino una formación para la gestión macroeconómica.

Como líder de su propio movimiento, el Presidente ha cometido un grave error de autovaloración, uno que imaginamos estará dispuesto a rever, amigo como es de desandar los errores, aunque sean propios. No se trata de un error cometido por soberbia sino, como en muchos otros casos, por justamente no contar con una formación específica que le permitiese evaluar la dimensión de la diferencia entre sus roles anteriores y éste. En su equipo y en el país, existen hombres que bajo la dirección general presidencial pueden hacer de modo altísimamente competente el trabajo técnico y ayudar así al éxito de este gobierno y del país.

Un presidente perfecto, también líder genial, se hubiera asumido como líder de un nuevo espacio liberal y republicano que contuviera no sólo a los radicales afines sino también a los peronistas afines, sin dejar que el prejuicio o la ambición de sustitución enturbiasen su juicio. Un presidente perfecto, también  líder genial, pero con sentido de sus limitaciones y competencias, nombraría hoy a un Ministro de Economía competente, no sólo para unificar decisiones, sino para galopar hacia las soluciones factibles que sólo un buen profesional formado para ese trabajo, conoce.
  
PS ¿Y si todo lo malo que nos sucede a los argentinos fuese, no por la falta de formación o estudios de nuestras diversas dirigencias, sino por la falta de rigor al colocar a cada persona en su lugar adecuado, desatendiendo a sus competencias reales y comprobadas?