domingo, marzo 31, 2019

SUEÑO DE UNA LARGA NOCHE DE INVIERNO



Mientras que el peronismo no da el menor signo de vitalidad—sólo el prolongado coma de Lavagna, adormecido junto a Duhalde en el ensueño tardío de una victoriosa gestión que jamás existió—el gobierno nos pone la frazada y nos manda a dormir hasta el año que viene, después de unas elecciones que deberá ganar porque si no las gana, no despertaremos. O peor aún, despertaremos sólo para encontrarnos dentro de una temible pesadilla.

El problema es que los argentinos no queremos irnos a dormir. Por más que nos arrullen con la canción de los brotes verdes de abril, con el gastado tema de la inflación dominada y con el dólar que no subirá porque el colchón del fondo aguantará todo. No queremos dormir otro año. Queremos estar más despiertos que nunca, no queremos que las mentiras o falsas apreciaciones sigan arruinando todas las posibles chances de salir adelante, queremos que nos vaya bien.

Periodistas y politólogos explican por qué hay que dormir: el Presidente ya no puede hacer nada, ya perdió poder, ahora ya está. Hay que esperar. La teología del sueño que nos exige paciencia y dormir por casi un año es, sin embargo, un mamarracho verbal más, para justificar lo injustificable.

Si el Presidente Macri va a hacer el año que viene lo que hay que hacer “cuando el pueblo le confirme el rumbo”, entonces ya sabe lo que hay que hacer. Y si sabe lo que hay que hacer, ¿por qué simplemente no nos cuenta qué es lo que hay que hacer y comienza a hacerlo ahora? El pueblo ya le confirmó el rumbo en 2015 y en 2017. ¿Por qué no lo hizo durante estos tres años? ¿Quíén asegura entonces que sabe y que, en efecto, puede hacerlo? Si puede mañana, puede hoy.  Y si no puede hoy, la respuesta es que quizá no sabe EXACTAMENTE cómo hacerlo.

Ponernos a dormir puede hacerle ganar tiempo, pero no le hará necesariamente ganar la elección y si no la gana y la gana en su lugar una fuerza regresiva como Lavagna o, Dios nos libre, el kirchnerismo, la oportunidad de hacer una perfecta reforma liberal de la economía se habrá perdido por un tiempo muy largo. Dejar la macroeconomía ordenada, sin inflación y con una moneda estable, y comenzando a discutir las otras condiciones necesarias para un crecimiento sostenido, no era una tarea tan imposible en 2016 como para que se la postergase por miedo, y tampoco lo es ahora para que se la postergue por prudencia.  Es una tarea posible. Posible de comenzar en este mismo momento explicando muy bien a la población lo que se quiere hacer—e incluso lo que ya se ha hecho en ese sentido—y entendiendo que la población no es la masa idiota que un gobierno puede poner a dormir sino SIEMPRE un pueblo potencial, capaz de crecer y aceptar las verdades más difíciles, siempre y cuando tengan sentido.

¿Qué es lo que impide al Presidente Macri tomar por este nuevo camino, plantear el plan total y comenzarlo ya mismo, de modo, no sólo de aumentar sus chances reales electorales, sino de poner fin a la recesión, creando expectativas positivas basadas en un plan claro y previsible? 

Lo que le impide dar este paso es su errada idea, desde el mismo momento en que asumió, de que él está capacitado para crear el plan económico integral que la Argentina precisa.

Casi nada cambió, en la macroeconomía, desde 2016. Tampoco cambió la persistencia del Presidente Macri en creer que él SABE. No sabe. Sabe, sí, por cierto, que la Argentina precisa una economía lo más libre posible (aunque tiene dudas de hasta dónde debe darse ese grado de libertad) y sabe que la Argentina debe ser parte del mundo, comunicarse con él y comerciar libremente (aquí también tiene dudas entre libertad e impuestos). También, sin duda, sería muy capaz de ejecutar si alguien idóneo le hubiese escrito un plan a seguir. Sería un mejor ministro que Dujovne, por ejemplo, un muy superior y más experimentado ejecutivo. Pero hay algo que Macri por cierto no es:  un economista excelentemente formado y del nivel y experiencia que la Argentina precisa para diseñar un plan integral y facilitar ya mismo su ejecución con un grado probado de éxito. 

Los tres años pasados son la demostración de esta específica falta de capacidad y la patética muestra de que sólo el empecinamiento en una errada autovaloración personal han mantenido a la Argentina innecesariamente paralizada durante ese mismo período y a la población, que por fin había vuelto a dar el vía libre a una economía liberal, extremadamente confundida y comenzando a creer que quizá un estatismo puro y duro es su mejor destino.

En el sueño de la larga noche de invierno que nos espera, no tendremos mucho para hacer más que soñar con la realidad que nos obligaron a abandonar. Una realidad donde coexisten un presidente que no sabe y varios equipos de economistas liberales que sí saben, con la capacidad para resolver el problema, no por magos ni por sus diferentes ideas políticas ni por más inteligentes. Sólo porque son muy capaces y porque se han formado para resolver ese problema.

Volver a citar el caso de Menem--que tampoco sabía y que, como Macri, también tenía una buena idea general de hacia dónde ir—y de cómo acertó al llamar a Cavallo y sus equipos de la Fundación Mediterránea y del IERAL, viene al caso como el mejor ejemplo de cómo se solucionan los problemas macroeconómicos y se estabiliza la moneda en menos de un año. El mismo tiempo que hoy se nos manda a esperar durmiendo.

¿Habrá alguien que le diga al Presidente Macri que con humildad blanquee esta particular ignorancia suya que nos está costando la vida como país y como comunidad y llame al equipo que más le guste de todos aquellos que ya están listos? Él conoce bien los nombres, hace rato que lo están llamando, privada y públicamente. Sólo tiene que abrir la puerta. Decirse y decirnos: “Despertemos, que ya es hora.”

O no dijo Menem: “Argentina, levántate y anda” y la Argentina se levantó y anduvo durante una larguísima temporada? Hasta que...se durmió de nuevo, sin el buen economista con el buen equipo que siguiera las reformas. 

Nota: Interesados en este tema pueden leer "El peronismo liberal y la Argentina: Bases de Gobierno", publicado en Amazon Kindle 
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