jueves, junio 27, 2013

TRITURANDO LOS FRAGMENTOS



(publicado en http://peronismolibre.wordpress.com)


Que importantes analistas políticos, en los días previos al cierre de las listas a competir en las próximas elecciones legislativas de octubre, hayan encumbrado la figura de un accesorio intendente como la nueva esperanza blanca de la oposición, sólo se explica por la escasa comprensión del derrotero profundo de un peronismo que aún permanece invisible bajo una multitud de engañosos disfraces.

Las instituciones vencen al tiempo, subrayó el General Perón al dejar bien establecido que el Partido Justicialista sería, de ahí en más, en la nueva etapa institucional que se avecinaba post-1973, el instrumento de expresión electoral del peronismo. Un instrumento que resultó fiel y apto hasta para impedir una nueva modificación a la Constitución y habilitar un tercer mandato a Carlos Menem en 1999, pero que hoy, y desde hace más de una década, se encuentra secuestrado por el kirchnerismo en el poder, con la interesada participación de aquellos que pretenden ya enfrentarlo, como es el caso de la centro-izquierda, ya liquidarlo para sustituirlo, como es el caso del PRO. Por lo tanto, para leer correctamente la realidad política, convendría recordar que el instrumento natural del peronismo—ese que debería asegurar una afiliación plena e internas limpias entre las diversas líneas aspirantes—hoy no existe como tal, aunque sí su sello cooptado por el grupo gobernante, como se ve, ladrón también de instituciones.

Lo que sí existen son los fragmentos dispersos de esas líneas compitiendo como partidos separados, fragmentos afines que continúan intentando sobrevivir dentro de la cáscara sin significado peronista del kirchnerismo y fragmentos que ya se ven como parte, ya como sustitución, como es el caso del siempre oportunista aliado y cada día menos peronista PRO. Consideradas estas líneas sueltas, lo mejor que se puede esperar de ellas es que consigan en octubre una mayoría en ambas cámaras que debilite y limite al kirchnerismo, y que lo hagan junto a la ya organizada coalición del centro-izquierda—que haciendo honor republicano al espacio tradicionalmente radical se muestra leal opositora a todos los peronismos, como le corresponde, y también a los aspirantes a sustituirlos. Lo que no se puede esperar, con internas abiertas o sin ellas, es que de estas elecciones surja un líder peronista conductor del centro y del centro-derecha: el drama del PJ secuestrado continuará muy posiblemente hasta 2015 y aún más allá, si la conciencia colectiva no repara en la gravedad de esta situación.

Frente al colectivo de argentinos peronistas y no peronistas existe una ausencia: que alguno de los aspirantes a líderes del peronismo pueda presentar a la población una lectura renovada del peronismo y su herencia en la era global. Un líder que pueda, además de reafirmar el republicanismo necesario para preservar y continuar la institución partidaria en el tiempo, explicar con claridad las bases de una nueva economía peronista que deberá ser liberal por la fuerza de las circunstancias del mundo y totalmente federal y descentralizada por fuerza de la condiciones de atraso de la Argentina, y también las bases complementarias para una nueva e importante resignificación y misión de las organizaciones de trabajadores.

El peronismo ha tenido siempre una apariencia según los ojos de quien lo mirase—y de ahí el mito de que el peronismo es un movimiento proteico, capaz de cambiar su esencia según la conveniencia del momento—y un verdadero derrotero invisible allí donde la profundidad de la realidad lo ha moldeado siempre dentro de su misma esencia. Por eso, hay que mirar este proceso electoral con ese corazón que entiende tanto mejor qué es apariencia y qué es realidad, y comprender que, en estas elecciones, sólo se trituraran aún más finos los fragmentos dispersos en que ha quedado el peronismo sin institución que los ordene y fortalezca, sin que esta apariencia signifique su liquidación sino, muy por el contrario, el necesario paso por las cenizas antes de la resurrección.