viernes, enero 06, 2012

ILUSIÓN Y LOCURA

¡Ah, cuántos regalos metafóricos hace el kirchnerismo a los escribas de la política! ¿Qué no se podría escribir sobre las prácticas solitarias del INDEC o el cáncer del déficit fiscal? Pero conviene evitar siempre la asociación fácil a la cual el mismo Gobierno es proclive en su vocación novelera: no toda enferma es Evita y no todo estatismo es igual a peronismo. En el reino de la ilusión colectiva, la real y pura verdad de la Argentina actual permanece oculta.

¿Cuál es la realidad? La de un país quebrado, con las cuentas en un rojo furibundo que no se percibe aún bajo el maquillaje cotidiano de los números y la distracción de la vida política entendida como la novela de una heroína. ¿Cuál es la realidad? La de un país entrampado en una política económica errada que exige mucha más rectificación que la supresión de los subsidios a los servicios públicos. ¿Cuál es la realidad? La de una clase trabajadora que aún tiene que descubrir que no habrá trabajo genuino y en blanco sin inversión y que no habrá inversión sin una economía abierta. ¿Cuál es la realidad? La de una economía cada vez más cerrada, asfixiada en la frontera y en la Aduana, allí donde por el contrario debería existir la máxima fluidez. ¿Cuál es la realidad? La de un liderazgo pseudo-peronista basado en la corrupción y en el subsidio y no en el crecimiento genuino de la inversión productiva y del trabajo. ¿Cuál es la realidad? La de dirigentes peronistas que sin estar convencidos acerca del actual sistema y gobierno que dicen apoyar, no se animan a dar un salto en el conocimiento y la claridad. ¿Cuál es la realidad? La de una población desencantada de los políticos, aún de los que a desgano puede haber votado, y con gran confusión colectiva, aumentada por la pobre performance actual de los países desarrollados, que le impide sentirse segura y convencida acerca de qué tipo de economía es la que asegura un progreso sostenido y duradero. ¿Cuál es la realidad? La de una muy baja institucionalidad, en la cual el Poder Judicial en su conjunto tampoco encuentra un claro liderazgo en la Corte Suprema para restablecer la ley, terminar con la impunidad de muchos de los integrantes del actual Gobierno e reintroducir en la población la certeza de la existencia de una Justicia rectora, obediente a las necesidades del pueblo argentino y no a las de los ocasionales gobernantes.

Sin duda, muchos argentinos, incluyendo a los que hoy gobiernan, tienen ilusiones muy firmes. Pero, como decía Dalí, ¿qué es la locura sino una ilusión duradera? Por suerte, no todos los argentinos estamos locos, ni en necesidad de negar la obvia realidad. Es en esa amplia porción de la población que confiamos, la nueva potencial mayoría dueña de la razón y con el coraje suficiente como para enfrentar la gran desilusión que inevitablemente sobrevendrá. En estos días de engaño, se trata sobre todo de tener listo el verdadero remedio para tantos males reales disfrazados de salud.