Porque prefiero una ciudad administrada con el mismo rigor de una empresa privada de primera línea.
Porque la ciudad es una empresa compleja y difícil de organizar y sólo pueden hacerse cargo de ella personas con trayectoria de gerentes en empresas equivalentes.
Porque prefiero la eficiencia en la gestión a la eficacia en los discursos.
Porque no me importan ni la simpatía ni el desenfado sino la inteligencia a la hora de resolver problemas técnicos.
Porque de los tres principales candidatos, Macri es el único con una trayectoria profesional en el área que interesa a la ciudad: la de administración y gestión.
Buenos Aires no tiene problemas políticos; tiene problemas de organización y de reasignación de recursos. De los tres principales candidatos, Macri es el que tiene más experiencia en la resolución de problemas similares.
Y, sobre todo, yo voto a Macri porque representa la oportunidad, a nivel local, para volver a orientar el país en la dirección correcta de la modernidad, que requiere políticas públicas ejecutadas por profesionales de la gestión y no por políticos experimentados en prensa o en educación.
Sería bueno que Macri gane en la primera vuelta.
Sería bueno que los porteños saquen a relucir otra vez su inteligencia para hacerse servir por el mejor.
Sería bueno que Buenos Aires recupere su amor por la excelencia, la calidad y la belleza.
Sería bueno que los buenos sean, esta vez, más que los malos.