(Publicado en Peronismo Libre;
http://peronismolibre.blogspot.com)
No hace falta mucho para provocar en los argentinos un gesto de espontánea solidaridad con Mauricio Macri: la infame persecución por parte de los Kirchner a través de la manipulación de la justicia sólo precisaba la reafirmación emocional de ver al Gobernador de la Ciudad de Buenos Aires negado y burlado por su propio padre, sonriente en las fotografías junto a la Presidenta y asegurando su lealtad a los enemigos de su hijo. Ambos gestos transforman a Mauricio en un niño dilecto del peronismo, que por naturaleza adopta a los huérfanos y a las víctimas de cualquier injusticia. El justicialismo es, también, justiciero.
La historia política es, sin embargo, otra, ya que Mauricio Macri es sólo uno de los muchos candidatos del peronismo alternativo a los Kirchner y como tal, sometido a la puja interna con otros aspirantes. Es deseable que estos candidatos sean solidarios con él en la ocasión, ya que como resulta evidente, la estrategia del kirchnerismo –el viejo y siempre útil divide y reinarás-- se basa en debilitar a esta única verdadera oposición dentro del espacio peronista. La fuerza combinada de Peronismo Federal, el PRO y demás aliados debe más bien moverse en conjunto y también, en pos de una mayor institucionalidad, asociarse en ocasiones puntuales al radicalismo para terminar con la permanente ilegalidad de procedimientos del Ejecutivo.
Desde el punto de vista del peronismo liberal o liberalismo peronista, lo que se advierte es un pelotón de aspirantes a fecundar la Argentina y permitir el renacimiento de una nación justa, libre y soberana. En el microscopio, podemos ver quienes presentan más fortaleza y aptitud para llegar a la meta, pero el camino es largo y accidentado. Como siempre, llegará el más resistente. De lo que podemos estar seguros es que la naturaleza movimientista y cohesionada -- en el sentido de apuntar hacia el mismo lugar de fecundidad-- del pelotón de candidatos, es lo suficientemente potente como para neutralizar los esfuerzos espermicidas del desesperado kirchnerismo, que olvida en sus cálculos la voluntad receptiva y necesitada de la Argentina. Es, finalmente, la naturaleza, cara visible de la realidad, la que se va a imponer como última verdad.