Cuando se echa la culpa al peronismo por la decadencia de
las últimas dos décadas y media, se está absolutamente en lo cierto.
Pero no solo por la desdichada intervención de Duhalde
terminando la convertibilidad con una injusta e improcedente pesificación asimétrica
ni por la posterior usurpación del Partido Justicialista por el movimiento izquierdista
del kirchnerismo, sino por la propia falencia del peronismo real en continuar
con las banderas integracionistas y liberales de la década Menem-Cavallo. Un
peronismo real culpable. El que una y otra vez, por falta de comprensión de la
realidad nacional y global, abdicó frente al kirchnerismo, solo para lograr una
y otra vez la derrota, en todas sus variables, fuesen Scioli, Macri-Pichetto o
Massa.
En todos los casos faltó el coraje que un outsider, admirador
de Menem y Cavallo, mostró para sintonizar, por fin, con una sociedad
confundida que, al final de 2023, solo sabía que ya no quería más el kirchnerismo
y que, urgente, ¡por favor!, clamaba por el regreso de una economía abierta. La
perdida en 2001.
A los peronistas que hoy aún continúan confundidos,
pensando que con ser anti-kirchneristas y regresar a la antigua doctrina sin
actualización metodológica, será suficiente para, algún día, en el futuro,
reconstruir el peronismo, todavía les falta entender qué pasó en la Argentina.
Los dos partidos tradicionales, el radicalismo y el
peronismo, fueron traicionados por sus líderes enemigos del liberalismo
económico en 2001 y, desde entonces, no pudieron recomponerse ni adaptarse a la
nueva economía global. El fracasado intento de Macri de suplir primero a uno y
luego a otro apenas sirvió para manifestar el hartazgo de la sociedad frente al
kirchnerismo y no alcanzó para impedir su regreso. Con el peronismo real
ausente de la discusión, sin líderes peronistas francos y claros, actualizados
y preocupados por lo que cualquier peronista debería haber estado preocupado:
cómo integrar correctamente a los trabajadores en el poder dentro de una
economía liberal de mercado.
¿Hay algún líder peronista o sindical pensando informada
y seriamente en esto?
La doctrina peronista sigue siendo la misma, con el PJ
como instrumento electoral y los trabajadores como la columna vertebral del
movimiento: hay solo que replantear los métodos para protegerlos. Una nueva
ingeniería legal que redefina los contratos laborales, la representación
sindical, las obras sociales y que proteja a los trabajadores sin contaminar la
inversión y la productividad. Es esencialmente en esto que los aspirantes a
líderes del peronismo y de las organizaciones sindicales deberían estar pensando
hoy.
En vez de aferrarse a las antiguas prácticas que hoy solo
perjudican a los trabajadores, ya alentando el trabajo en negro o desalentando
la inversión, reinventar todo para defenderlos adecuadamente, alentando a la
vez la creación de nuevas fuentes de trabajo y la inversión nacional y
extranjera. Como hizo el General Perón en 1945 y después: creando lo nuevo y asegurando
un poder para los trabajadores, hoy en riesgo de perder todo por la falta de arrojo
y creatividad de sus líderes.
El actual gobierno está haciendo su trabajo de sanear la
macroeconomía y, aunque le está resultando bastante más difícil de lo previsto,
lo peor está aún por delante, cuando una enorme masa de trabajadores no pueda
estar a la altura del poder que debería conservar. No se trata de derrocar a
Milei, se trata de ser más que Milei.
Se trata de volver a ser el gran partido nacional de la
producción y el trabajo, se trata de reconocer los logros de los años 90 orgullosamente
como propios, se trata de reconocer la cobardía de no haber enfrentado al
kirchnerismo con la razón y la inteligencia, se trata de aceptar que el Estado
está obligado a estar presente como expresión de la comunidad toda pero no a
ser empresario, se trata de servir a los mismos nobles fines justicialistas
aceptando la irreversible necesidad de una economía abierta y libre.
Muchos dicen que nadie sabe cómo oponerse a un Milei que
en muchísimos aspectos deja mucho que desear como Presidente de todos los
argentinos. El peronismo, a esta altura, debería ya haber aprendido su lección
y sus aspirantes al liderazgo que sustituya al siempre amenazante liderazgo de
los últimos Kirchner, deberían saber exactamente qué tienen que hacer ya mismo.
Ser más liberales que el Milei anárquico, ser más políticos
que el Milei anti-casta, y ser capitalistas sin vergüenza pero con la vuelta de
tuerca anexa para favorecer, de verdad, a los trabajadores.