sábado, marzo 18, 2023

LA JUGADA MAESTRA QUE PUEDE SORPRENDER A LOS ARGENTINOS

 

Ya está publicado el calendario electoral y está llegando la hora de que se presenten todas las posibles candidaturas, además de las alianzas. Una novedad coincidente: la aparición formal de Juan Schiaretti, Gobernador de Córdoba, como candidato a presidente, apelando a cerrar la grieta inventada por el kirchnerismo y proponiendo un modo de gestión de la economía con extrema libertad semejante al implementado en Córdoba.

Si notamos que Schiaretti es puro peronismo y que, al igual que Menem en la década de los 90, no le tiene miedo al liberalismo sino que además lo considera el complemento indispensable para participar en la economía global del siglo XXI, comprobamos que la exitosa fórmula de los 90, de unir al peronismo con el liberalismo, ya tiene una parte. Pero, eso no es todavía cerrar la grieta: hace falta que los argentinos vean unidos a peronistas y liberales, de modo que la división quede automáticamente eliminada. Y ahí es donde aparece la solución que puede sorprender a los argentinos por su claridad y su vigor.

Se trata de forjar una alianza con la contundente fuerza como para superar las propuestas equivocadas o tibias, dialoguistas en las formas pero que no unen en la práctica, y sin la extrema audacia que se necesita para dar vuelta la economía con el sostén conjunto de empresarios y sindicatos.

Macri, Schiaretti y Milei compitiendo en las PASO en una alianza sin egos, donde el plan económico esté acordado al igual que los roles de cada uno con diferentes posibles posiciones en un futuro gobierno. Un gobierno que, sin duda, pondría así al frente a los mejores hombres de la Argentina y que ya tienen, en cada uno de los diferentes espacios, la mayor cantidad de talentos en cada especialidad. La Argentina está en su peor momento y precisa la unión de los mejores.

Desde un punto de vista político, esta alianza conviene no solo a la Argentina para concentrar fuerzas en la mejor solución, sino también a cada uno de los candidatos.

Macri saldría por arriba del dilema de tener que contemplar las pobres y poco ambiciosas aspiraciones de Rodríguez Larreta, de la Coalición Cívica y de los radicales, y podría por fin dar rienda suelta a su imaginación y poder liberal y, de paso, mejorar lo que ya comenzó con Pichetto, su unión con el peronismo.

Schiaretti no tendría que explicar más que no, que nunca fue kirchnerista ni lo será, y ofrecer a todos los peronistas desencantados una alternativa semejante a la que ofrecieron Menem y Cavallo, uniendo con éxito total al peronismo y al liberalismo, y expresaría así la continuidad perdida de un peronismo republicano y respetuoso y con las ideas económicas correctas.

Milei a su vez, tendría la oportunidad de estar al lado de dos gobernantes con más experiencia que él y aportar en la dirección de una solución global para la Argentina y, si no llegase a ganar las PASO, ser parte de un gobierno semejante al de los 90 que tanto admira, formarse como administrador y aspirar en la próxima elección a la presidencia para reemplazar a sus mayores.

¿Una PASO entre tres personalidades con gran caudal de votos? ¿Qué harían los “perdedores”? No habría perdedores, porque el de Presidente es solo un rol y hay muchos roles con los cuales cumplir en el gobierno de un país en crisis terminal. San Martín y Belgrano no se peleaban para ver quién sería el Padre de la Patria. Hacían lo que tenían que hacer. Eso esperamos los argentinos de los líderes de hoy. Macri Presidente, Schiaretti, Ministro de Economía con la Mediterránea  , Schiaretti Presidente, Macri Canciller. En ambos casos, Milei Ministro de lo que elija para solucionar. Milei Presidente, Macri Canciller, Schiaretti como Ministro de Economía con la Mediterránea.

Las combinaciones de los segundos son infinitas y algunas muy expresivas de lo que pueden significar, incluso para ganar en la arrasada e insegura Provincia de Buenos Aires, un problema sin resolver para todos: por ejemplo, Bullrich Gobernadora.

La sorpresa de una alianza generosa y patriótica dará vuelta el hoy trillado tablero electoral. ¿Quién quiere otra vez una elección Macri o Kirchner? ¿Quién quiere perder la fuerza arrasadora que dará al gobierno ganador (no al candidato ganador sino al gobierno conjunto ganador) para transformar la Argentina y encaminarla hacia su mejor destino?

Macri, Schiaretti y Milei, ellos elegirán cómo prefieren que los argentinos los elijan para ganar los tres y que la Argentina no pierda, otra vez, su oportunidad.

sábado, febrero 25, 2023

SCHIARETTI, EL REDENTOR

 

Con apariciones limitadas y sin definir aún una posible candidatura presidencial, el Gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti emerge como la figura que puede redimir al peronismo y limpiarlo de su desvío de veinte años de kirchnerismo.

Todavía ignorado por muchos, en especial por cierto antiperonismo que quisiera que el kirchnerismo se llevara consigo al peronismo, Schiaretti representa hoy al mejor peronismo. Es, además, el único dirigente nacional que se resistió siempre a negociar con los Kirchner y el que mejor encarnó con su gobierno las metas republicanas y productivas del peronismo más genuino. El que hoy puede encarnar, dentro del peronismo, la continuación de un peronismo democrático y liberal que retome sin pudor los logros de los años noventa.

Interlocutor natural de Mauricio Macri  y de Javier Milei, Schiaretti puede abrir muy pronto un diálogo productivo con ellos, el único diálogo posible: el de aquellos que comparten hacia donde debe ir el país.

Con o sin alianzas explícitas, los tres dirigentes pueden hacer mucho para avanzar las ideas de una economía liberal y Schiaretti, en particular, puede ayudar enormemente a actualizar el sindicalismo peronista con nuevos instrumentos que permitan tanto el crecimiento sin límites de la economía como la seguridad de los trabajadores.

Ofreciendo al país una mirada integral, semejante a la de Mauricio Macri pero con el acento puesto en los trabajadores y aspirantes al trabajo peronistas, Schiaretti puede lograr el milagro de una auténtica mayoría republicana y liberal que termine para siempre con las peligrosas e improductivas fantasías izquierdistas del kirchnerismo que han hecho carne en muchos peronistas sin formación ni otra conducción. Ayudando además a que muchos votantes de Milei no lo hagan sólo por su rabia contra los políticos, sino con una información y formación que los integre de verdad al poder.

Dibujar con claridad para los futuros votantes la imagen de la nueva Argentina que puede renacer de sus actuales cenizas y colaborar con la cordobesa Fundación Mediterránea para que se instale un diálogo público entre los tres principales conductores de las nuevas ideas de la economía—Schiaretti, Macri y Milei, sin egos y con la Argentina como objetivo principal—ayudará a que los argentinos puedan enterarse del qué, cómo y para qué. Esa racionalidad explícita que hoy está faltando en la discusión política.

El extraviado votante de origen peronista, actor que no estaba invitado explícitamente al escenario electoral, estará entonces en forma presente y consciente, buscando cómo asegurarse un satisfactorio resultado electoral   

Y la redención se llevará así a cabo, en ese entrelazamiento ya producido de hecho con los peronistas refugiados en el Pro, desesperanzados con Milei u hoy solos, en el llano, añorando los tiempos en que los dirigentes políticos del peronismo habían leído “Conducción Política”. Y sabían que el triunfo no se conseguía jamás sin una participación consciente e informada de los conducidos y sin una unión de las fuerzas semejantes y afines en el propósito.

viernes, enero 27, 2023

SCHIARETTI, MACRI, MILEI: PERONISMO EN ALTA FIDELIDAD

 

Los tres líderes disponen de un activo fundamental del que todos los demás carecen: su vocación liberal y –con un Macri que aún tiene que reforzar su vínculo con el peronismo—su reconocimiento del punto exacto en que la Argentina perdió su rumbo. Los tres han comprendido que las exitosas políticas de la década argentina protagonizada por Menem y Cavallo y que De la Rua intentó continuar sin éxito, no debieron nunca ser abandonadas. Y que, por lo tanto, el éxito que todos los argentinos esperan después de dos décadas de pésimas políticas kirchneristas, está en regresar a ellas. Macri lo intentó, pero a medias, y desde una equivocada oposición al peronismo que luego, por suerte, corrigió con la incorporación de Miguel Pichetto, pero sin que le alcanzase para regresar al poder.

No se trata entonces de si peronismo sí o peronismo no—el sonsonete de muchos radicales, liberales y kirchneristas anti-peronistas—sino de qué es hoy ese peronismo que para muchos aún sigue siendo difícil de comprender.

El peronismo es, sigue y seguirá siendo el movimiento creado por el General Perón para incluir a los trabajadores—con su único capital, el del trabajo—en la toma de decisiones de las políticas nacionales de modo de favorecerlos, creando más trabajo y mejores condiciones de vida, progreso y ascenso social. Eso es peronismo y todo aquello que no tiene esencialmente en la mira aumentar el trabajo y favorecer a los trabajadores al mismo tiempo, no es peronismo.

Es simple: todo aquello que favorece la inversión, aumenta el trabajo, consigue mejores condiciones legalizando el trabajo y protegiendo a los trabajadores al mismo tiempo que a sus empleadores, para que generen más trabajo, es peronismo.

Lo que Schiaretti, Macri y Milei tienen entonces frente a sí es a la gran masa mayoritaria de argentinos—los trabajadores legales, los trabajadores que no están legalizados, los que han perdido sus trabajos, los que nunca consiguieron aún un trabajo por falta de capacitación—para hacer lo que el duhaldismo y el kirchnerismo no supieron hacer en sus veinte años de gestión: peronismo real.

¿Cómo lo harán?

En primer término, eliminando la inflación y consiguiendo de arranque una moneda sana en un marco de libertad de intercambio interno y externo y en segundo término, modernizando los instrumentos tradicionalmente protectores del trabajador, con seguros con aportes a cargo del mismo trabajador en aseguradoras sindicales o privadas, emulando el modelo de las obras sociales y las ART y liberando al empleador de la protección.  

En tercer término y no por último, menos importante: reforma fiscal suprimiendo impuestos inútiles o superpuestos y permitiendo que las provincias y municipios recauden y aporten a la nación—invirtiendo el sistema centralista que detuvo por dos siglos la creación de un país auténticamente federal y con provincias autónomas y altamente desarrolladas, tan ricas y tan atractivas o más que la Ciudad de Buenos Aires. No sólo esto desalentaría las ridículas fantasías de traslado de la actual capital como solución para el federalismo, sino que permitiría que decenas de miles de jóvenes emigraran ya no a otros países sino a nuestras propias provincias en la soñada expansión y vertiginoso crecimiento.

Los tres líderes deben unir sus discursos, preservando sus identidades y dando a los argentinos la exacta medida de lo que es ser fiel a la mejor tradición tanto del liberalismo como del peronismo, uniendo lo que nunca más debería ser visto por separado.

El periodismo, por su parte, debería renovar su visión y ayudar a aclarar el panorama que los malos dirigentes y los analistas con más fanatismo que pragmatismo, continúan transitando sin innovar.

¿Un espacio común para los tres dirigentes?  En la mente de los argentinos, sin duda, porque los tres expresan la visión de lo que la Argentina debería votar para ser lo que está destinada a ser: una patria justa, libre y soberana.

En las elecciones... las PASO dirán.