Muerto el General Perón como conductor, ¿a quién debían lealtad los peronistas? En este orden: a la Argentina, al movimiento peronista de defensa de los trabajadores, a los líderes circunstanciales de ese movimiento.
Así fue con Luder, luego con Menem, luego con Duhalde (aunque este no entendiera las reglas de cómo defender a la Argentina y a los trabajadores y hundiera a ambos).
El kirchnerismo introdujo una variante: la de usar el peronismo para servir otra vez a una agenda estatista con inclinación a un socialismo que el peronismo siempre rechazó.
En el día de la lealtad 2021, ¿a quién deben lealtad los peronistas honestos y genuinos? ¿Cómo se explica que la CGT y las organizaciones sociales de los desocupados insistan en mostrar lealtad peronista a un gobierno que no solo no es peronista sino que nada ha hecho por la Argentina, que ha destruido la producción, desprotegido a los trabajadores, creado un nuevo e inmenso contingente de desocupados, sumergiendo a casi el 50% de la población bajo la línea de pobreza?
Se explica por la tozudez de algunos de sus dirigentes, por la ambición personal de otros, por la enorme ignorancia de muchos acerca de las leyes elementales de la economía, de la producción y del comercio mundial y por la resistencia en aceptar lo que, aún con todos sus defectos, el exitoso Menem con el impecable equipo de Cavallo, dejaron bien en claro: no hay posibilidad de que la Argentina crezca, de que su producción aumente y sus trabajadores estén protegidos, sin una economía abierta y libre, una economía liberal.
La pregunta que el peronismo debería formularse de una vez por todas no es si la economía debe ser liberal o no—DEBE SERLO PARA QUE LA ARGENTINA CREZCA-- sino cómo proteger a los trabajadores y desocupados de un modo compatible con dicha economía.
El peronismo no tiene hoy lealtades diferentes a las del pasado. Debe primero lealtad a la Argentina, hacer todo para que esta salga de su estancamiento y comience a crecer a la velocidad y ritmo con que suele hacerlo después de los largos períodos de actividad restringida. Debe luego lealtad al movimiento al que se pertenece históricamente y hacerle honor no repitiendo viejas fórmulas o intentando usarlo como marca para otros fines, sino buscando honestamente los medios para servir a los trabajadores y a los pobres. Por último, se debe transparencia en la elección de sus dirigentes, cosa imposible en sindicatos muchas veces corruptos y en un Partido Justicialista sólo movido por el dedo.
¿Cómo proteger a los trabajadores y ayudar a los desocupados a trabajar?
1. Liberar la economía y dejarla crecer, con un sistema impositivo simplificado y con federalismo fiscal.
2. Crear un registro único bancarizado de desocupados/as con un sueldo asegurado a cambio de estudio, reconversión o formación en un oficio, con inmediata pertenencia sindical que les asegure además obra social. Plan Pertenecer: no existe el excluido, solo existe el desocupado en tránsito hacia el trabajo.
3. Creación de red nacional de bachillerato sindical (abreviado y con posibilidad de ingreso a la universidad) y escuelas de oficios a cargo de los sindicatos.
4. Creación de un seguro de desempleo sindical similar al seguro de obra social y ART.
5. Reforma laboral por la cual los empleadores quedan libres para emplear y despedir, y libres de otras obligaciones sociales, que quedan a cargo de los sindicatos. Financiación de los sindicatos con aportes de los empleadores y trabajadores en un comienzo—fin de los trabajadores en negro-- y solo de los trabajadores en su etapa definitiva.
El estado seguirá teniendo por un tiempo la carga de los sueldos a los trabajadores en tránsito que poco a poco deberían ser incorporados a le economía en crecimiento. Con el alivio en el sistema previsional, al desaparecer los trabajadores en negro.
Los sindicatos tendrán funciones ampliadas de protección, ya en la educación y formación profesional, como en los seguros de desempleo, manejándose como lo que son, organizaciones libres del pueblo, no dependientes de estado.
Los trabajadores tendrán la responsabilidad de controlar que sus sindicatos sean transparentes y, por ley, podrán contratar auditorías privadas para asegurar el control de los fondos.
La lealtad del peronismo del siglo XXI debe ser una lealtad inteligente, que discrimine entre lo que comprobadamente ayudará a los trabajadores y aquello que hoy los mantiene en condiciones precarias, en negro o fuera del sistema o, peor, desocupados, sin estudios, formación, ni destino ascendente posible.