lunes, agosto 11, 2014

SCIOLI EN LA MIRA

(publicado en http://peronismolibre.wordpress.com)


Con el reciente lanzamiento de su think-tank de cara a las elecciones 2015, Daniel Scioli vuelve a suscitar curiosidad en el amplio electorado peronista liberal, que ya lo había descartado a favor de Mauricio Macri y otros peronistas anti-kirchneristas como José Manuel de la Sota y Sergio Massa. En la Fundación DAR, presidida por el hermano del Gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Pepe Scioli,  y con sede en la sucursal Banco Provincia del microcentro porteño, dos reconocidos y muy serios economistas como Mario Blejer y Miguel Bein tendrán a su cargo el estudio y lineamientos de la futura economía. Otras áreas permanecen aún sin definir pero Gustavo Marangoni, presidente del Banco Provincia y gran comunicador de Scioli, ha comenzado a informar acerca de las ideas centrales que definirán la gestión Scioli, de ganar éste las elecciones presidenciales. El mismo Scioli ha salido también a demarcarse de Mauricio Macri, su principal competidor en el amplísimo espacio del peronismo, resguardando para sí la porción del kirchnerismo que puede aún favorecerlo.

El sciolismo, por ejemplo, hace un punto de defender  las privatizaciones de las AFJP y de YPF—evitan hablar de Aerolíneas Argentinas—definiendo así los límites de su proyecto, que lejos de enmarcarse en un peronismo liberal al estilo de Menem, corregido y perfeccionado, parece sentirse más cómodo en un encuadre duhaldista, con gran impronta del Estado. También, y a pesar de la probable modernización de la macroeconomía hoy vigente, más cercano a la socialdemocracia o al socialcristianismo—este último un nuevo aporte creativo de José de la Sota que también ha comenzado en los últimos días a redefinirse—que al esperado liberalismo que pueda crear el gran salto de inversión y productivo que la Argentina precisa.
En forma paralela a estas definiciones, es notable ver cómo la mayoría de la sociedad argentina sigue entrampada en sus viejos anhelos y esperanzas de un estado medianamente capitalista con intensa presencia del Estado en importantes áreas productivas y escasa presencia de la inversión privada en áreas tradicionalmente reservadas al Estado, aún allí donde ha fallado sistemáticamente, como educación, salud y seguros.

No deja de ser llamativo, igualmente, comprobar que en el peronismo—liberal o socialdemócrata o socialcristiano—poco se ha hecho para redefinir en forma positiva y altamente productiva para trabajadores y empresarios el rol de los sindicatos, a pesar de que los sindicatos son el único capital contante y sonante del trabajador y merecerían que algún peronista hiciera el esfuerzo de insertarlos correctamente en una economía altamente liberal. Si el peronismo no es básicamente a la vez el movimiento sindical y productivo, entonces, ¿qué es? El pasto diario de las izquierdas, como en la actualidad, nunca más lejano a su esencia y razón de ser.

La Argentina tiene muchísimas necesidades insatisfechas y los votantes una muy pobre formación política y escasa reflexión sobre el modo genuino y duradero de satisfacer estas necesidades. Un 54% en la última elección presidencial a la peor de los candidatos, no sólo por su ideología altamente inservible para el país sino por su total inexperiencia de gestión, avalan la conclusión anterior. Desde 2011 hasta ahora se ha avanzado mucho en la conciencia republicana, en la lucha contra la corrupción y en la defensa de las instituciones, en particular, el Poder Judicial, pero no hay ninguna novedosa conciencia acerca de la economía, en todos sus matices posibles, más allá del elemental concepto de que la emisión para paliar el gasto fiscal crea inflación. Hay mucho para decir al respecto para despertar la imaginación colectiva y para calmar la ansiedad que algunos de los aspectos más negativos de la extraordinaria revolución económica de los años 90 dejó en la población como duda y rechazo.

Si Scioli despierta algún interés por su misterio--¿qué salto dará cuando ya no dependa del kirchnerismo sino de los votos que pueda conseguir?—también crea una sensación de amargura cuando todo el enorme campo de lo posible que tiene delante es desdeñado para atarse mediocremente a aquello que nunca va a ser demasiado cuestionado, discutido o rechazado. El peronismo siempre fue revolucionario y jamás conformista.

Es muy posible que esa misma opacidad sea la que atraiga a una gran mayoría de actores económicos y mediáticos, que verán en un tibio candidato reflejadas sus propias indefiniciones y cobardías—ampliamente exhibidas durante todo el reinado de los Kirchner—pero a la larga sólo perjudicarán las posibilidades del gran e intensivo cambio que el país precisa, después de tanta destrucción sistemática.


Los argentinos deberemos decidir si preferimos un camino cansino hacia un destino mejor o si exigimos a nuestros posibles líderes mejores y más afinadas definiciones para un salto certero y exitoso al futuro. Existe una buena porción de argentinos lúcidos y con coraje decididos a llevar las discusiones electorales más allá del republicanismo y renovado respeto por las instituciones y a poner el acento en el cómo y por qué de una nueva economía liberal. Ellos y no la hoy mediocre y decepcionada multitud, son los que cambiarán el eje de la próxima elección y crearán el nuevo liderazgo, obligando a los actuales líderes a superarse y refinar su propia apuesta.

miércoles, agosto 06, 2014

LA POLÍTICA Y LA LEY

(publicado en http://peronismolibre.wordpress.com) 


Cuando uno se pregunta por qué el procesado vicepresidente Boudou sigue en su cargo, por qué la presidenta Fernández decide por sí misma no pagar la deuda pública sin la aprobación del Congreso, y por qué las diferentes causas por corrupción que invariablemente terminan en el ex presidente Kirchner y, por ende, en su esposa Fernández, no llegan nunca a su última instancia, se debe apuntar a la vez a la oposición y al remanente de diputados y senadores peronistas que no termina de decidirse acerca de si servir al amo corrupto que le da HOY de comer o al más confiable amo—el pueblo—que, mediante su lealtad, le va a dar SIEMPRE de comer.

Que la oposición no acelere los tiempos y apueste al desgaste y liquidación definitiva de ese peronismo siempre vital y mutante, encarnado hoy en la por cierto deshonrosa y muy poco peronista variante del kirchnerismo, es comprensible pero poco justificable. Un adversario político detestado no vale la suerte del total del pueblo argentino. Tampoco vale la pacífica admonición del Papa Francisco, “Hay que cuidar a Cristina”, cuando lo que hay que cuidar es a la Argentina de los reiterados desmanes y abusos del unicato actual.

Lo que no resulta de ningún modo aceptable es que peronistas de muy arraigada tradición y desempeño dentro del peronismo, hoy vistiendo los incómodos ropajes del kirchnerismo, continúen avalando esos desmanes y abusos, ni siquiera desde un punto de vista del interés personal más egoísta y oportunista.  En ellos, diputados y senadores peronistas devenidos kirchneristas, está la solución a estos tiempos complejos y llenos de trampas. ¿Vamos a seguir un año y medio más en estas condiciones de parálisis del país o van hacer ellos algo al respecto? Encolumnarse ya detrás de un nuevo líder con más perspectivas puede resultarles una variante egoísta útil, tanto como para no terminar en el mismo exilio dorado que su actual jefa parece desear tras tanto arrebato irracional. Exilio donde, como ya se sabe, sólo hay lugar para uno, un par de ayudantes y la masa invisible e incierta que decida continuar soñando con la novela imposible.  

Con nuevo líder o sin él, una posición constructiva para que este importante lote de diputados o senadores pueda ir enderezando el rumbo de la Nación, es que los más lúcidos y leales al pueblo y a su origen peronista ayuden a la creación de una nueva mayoría en el Congreso que permita solucionar los problemas más graves y avanzar en las cuestiones de fondo. Una solución institucional que permitirá ir transitando el año y medio que falta con el máximo de plasticidad, negociación y respeto a las leyes y que contará con el apoyo del Poder Judicial, que ya se ha levantado en contra de la obediencia debida al gobierno de turno y hecho bandera de su independencia Constitucional.


Es posible adelantar los tiempos de la recuperación. Falta la renovación de una parte del Congreso, no por vía de las hoy lejanas elecciones, sino por vía de las conciencias que despierten a su deber con el pueblo que los eligió y que hoy padece las consecuencias de un unicato irracional y destructivo de toda vida nacional productiva.