Con apariciones limitadas y sin definir aún una posible candidatura presidencial, el Gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti emerge como la figura que puede redimir al peronismo y limpiarlo de su desvío de veinte años de kirchnerismo.
Todavía ignorado por muchos, en especial por cierto antiperonismo que quisiera que el kirchnerismo se llevara consigo al peronismo, Schiaretti representa hoy al mejor peronismo. Es, además, el único dirigente nacional que se resistió siempre a negociar con los Kirchner y el que mejor encarnó con su gobierno las metas republicanas y productivas del peronismo más genuino. El que hoy puede encarnar, dentro del peronismo, la continuación de un peronismo democrático y liberal que retome sin pudor los logros de los años noventa.
Interlocutor natural de Mauricio Macri y de Javier Milei, Schiaretti puede abrir muy pronto un diálogo productivo con ellos, el único diálogo posible: el de aquellos que comparten hacia donde debe ir el país.
Con o sin alianzas explícitas, los tres dirigentes pueden hacer mucho para avanzar las ideas de una economía liberal y Schiaretti, en particular, puede ayudar enormemente a actualizar el sindicalismo peronista con nuevos instrumentos que permitan tanto el crecimiento sin límites de la economía como la seguridad de los trabajadores.
Ofreciendo al país una mirada integral, semejante a la de Mauricio Macri pero con el acento puesto en los trabajadores y aspirantes al trabajo peronistas, Schiaretti puede lograr el milagro de una auténtica mayoría republicana y liberal que termine para siempre con las peligrosas e improductivas fantasías izquierdistas del kirchnerismo que han hecho carne en muchos peronistas sin formación ni otra conducción. Ayudando además a que muchos votantes de Milei no lo hagan sólo por su rabia contra los políticos, sino con una información y formación que los integre de verdad al poder.
Dibujar con claridad para los futuros votantes la imagen de la nueva Argentina que puede renacer de sus actuales cenizas y colaborar con la cordobesa Fundación Mediterránea para que se instale un diálogo público entre los tres principales conductores de las nuevas ideas de la economía—Schiaretti, Macri y Milei, sin egos y con la Argentina como objetivo principal—ayudará a que los argentinos puedan enterarse del qué, cómo y para qué. Esa racionalidad explícita que hoy está faltando en la discusión política.
El extraviado votante de origen peronista, actor que no estaba invitado explícitamente al escenario electoral, estará entonces en forma presente y consciente, buscando cómo asegurarse un satisfactorio resultado electoral
Y la redención se llevará así a cabo, en ese entrelazamiento ya producido de hecho con los peronistas refugiados en el Pro, desesperanzados con Milei u hoy solos, en el llano, añorando los tiempos en que los dirigentes políticos del peronismo habían leído “Conducción Política”. Y sabían que el triunfo no se conseguía jamás sin una participación consciente e informada de los conducidos y sin una unión de las fuerzas semejantes y afines en el propósito.