sábado, noviembre 27, 2021

EL PERONISMO Y LA REORGANIZACIÓN DEL ESPACIO LIBERAL

 

Para el peronismo liberal, la esperanza que trajeron las PASO se diluyó tras las elecciones legislativas del 14 de noviembre.

  El kirchnerismo perdió, pero el peronismo territorial, que debería haberse rebelado para marcar la improductividad de la gestión kirchnerista, no lo hizo y acompañó una vez al victimario de su población, creador del 50% de pobreza.

En los días siguientes, además, la CGT organizó una masiva marcha creando la ilusión de una falsa opción entre el presidente y el kirchnerismo, como si el presidente, a esta altura fuera algo sustancialmente diferente de Cristina Fernández.

 O sea, volvió a fallar el peronismo defensor de los trabajadores y de los pobres, el que precisa con urgencia una revisión creativa de la política económica y de las leyes laborales—desde lo más valioso del ideario peronista pero renovado en sus instrumentos para ser eficaz y cumplir con su propósito.

 Así, el  PJ-Kircherismo luce hoy como algo unificado tras la decadencia del kirchnerismo y el simultáneo amontonamiento insensato de gobernadores, intendentes y sindicalistas, esa otra novedad que dejaron las legislativas.

 La única novedad en el desolador panorama general es que el presidente, en tanto presidente del PJ, anunció internas abiertas para 2023. Faltaría además, para terminar con todos los dedos,  una ley que derogue la lista sábana. Pero de eso, no se habla.

 En la oposición las cosas no parecen tampoco demasiado prometedoras si pensamos en la absoluta necesidad de una política liberal sin prejuicios ni lentitudes.

 El radicalismo sigue anotado en la Internacional Socialista y muchos de los aspirantes del PRO persisten en esa suerte de social- democracia ligeramente teñida de liberal que caracterizó al gobierno de Macri. Ese gobierno que SIEMPRE se negó a reconocer el antecedente peronista liberal del gobierno de Menem y Cavallo.

 Sin embargo, la oposición ya no se limita al PRO-radicalismo. Ahora se cuenta también con el liberalismo de Espert y de Milei, presentado sin aditamentos y, obligatoriamente, a la búsqueda de un esqueleto territorial que lo contenga. Similar a la necesidad que llevó al PRO a aliarse con el radicalismo.

 ¿Habrá ya mismo y de cara al 2023 un germen de gran coalición liberal? Deberían ya comenzar las conversaciones informales con la mirada puesta en un nuevo espacio, que no es el PJ (hasta que un gobernador liberal como Schiaretti gane eventualmente la prometida interna y pueda convocar a un frente) ni el Partido Radical (que persistirá en su tradicional línea social-demócrata y republicana).

 ¿Es Cambiemos/Juntos una opción liberal? Además de cambiar una vez más su nombre, el PRO tendría que declararse  terminantemente liberal y el peronismo republicano que hasta ahora lo acompaña,  hacer lo mismo. Pero, temerosos de debilitar la única oposición hoy visible, los radicales y la Coalición Cívica previsiblemente lucharán para que continúe la misma coalición anti-todos los peronismos o captadora de peronistas sueltos social-demócratas o republicanos, pero nunca francamente liberales.

 De los liberales, Espert continúa sin ver lo que el peronismo podría aportarle, si este fuese considerado con mayor interés y comprensión. Sólo Milei parece entender esto, siendo el único que en todo el espectro político—salvo el peronismo liberal que esta página defiende desde siempre—reivindica el gobierno de Menem-Cavallo como el mejor del último siglo.

 Todo el juego está abierto para quienes se den cuenta de que sólo la absoluta innovación en el modo de pensar la política argentina puede crear la suficiente masa y fuerza como para lograr el cambio que se precisa.

 Un buen modo de iniciar las conversaciones sería el de proponer un gobierno fantasma paralelo, proponiendo a la ciudadanía:

1)  metas claras de corto y largo plazo,

2) una guía segura para una acción unificada  en ambas cámaras del Congreso 3) un conjunto técnico de expertos con metas liberales para diseñar un completo programa de gobierno, sin el cual las mejores intenciones volverán a naufragar,  

4) un equipo político destinado a clarificar para cada una de las tradiciones políticas, todo aquello que aún no atinan a comprender y apoyar.

5) un contexto de suavidad y racionalidad para demostrar que es posible construir en conjunto.

 La Argentina se debe a sí misma este salto cualitativo en su dirigencia para ser la gran nación que debe y puede ser; con un pueblo más feliz que nunca, dueño por fin de su destino.