Todos sabemos ya QUÉ precisa la Argentina y tenemos cada día más claro el CÓMO. La pregunta es: ¿QUIÉN?
Ojalá en las próximas PASO fuera tan fácil decidir como
entre los candidatos del PRO al Gobierno de la Ciudad: Jorge Macri representa
el voto confianza frente a un Martín Lousteau del que los propios radicales
desconfían, no vaya a salir con otra 125.
Y ahí aparece el hueco, la ausencia: el otro Macri,
Mauricio, que en mala hora dudó de sí mismo y dejó como odioso regalo a dos
candidatos menores.
Hoy frente a un Sergio Massa que aún con su propia
economía en contra llama la atención por su energía, su voluntad de trabajo y
su audacia, los dos candidatos menores temen que su descontado triunfo corra
riesgos.
Y temen con razón: Massa despierta los secretos fantasmas
de un peronismo que hace rato sueña con un jefe digno de ese nombre, que
entienda los tiempos modernos y sepa adaptar a la Argentina, el peronismo y los
sindicatos, tal como lo hizo Menem, a la economía liberal global. Claro está que para que pueda hacer eso,
Cristina Kirchner debe definitivamente ser vencida.
¿Perdiendo la provincia de Buenos Aires a manos de Néstor
Grindetti o Diego Santilli? ¿Descubriendo que centenares de miles de votantes
peronistas cortan boleta, desdeñan la lista de senadores y diputados
kirchneristas donde no hay casi massistas y votan un combo de Massa y senadores
y diputados de Milei?
Con Massa presidente y su propia lista, Cristina Kirchner
no se acabó aún. Con Massa presidente y sin la provincia de Buenos Aires ni los
suficientes diputados y senadores como para bloquear, el kirchnerismo sí se acabó
para siempre. Por otra parte, como jefe del peronismo, el nuevo presidente no
tendría entorpecimiento de los sindicatos para hacer las reformas. El otro candidato
peronista, Juan Schiaretti, tendría la misma ventaja pero su campaña es, por
ahora, invisible.
Con un Mauricio Macri único candidato de la oposición, el
temor que despierta Massa (o esperanza, en más casos de los que se podría
creer) ni siquiera tendría lugar, y a Massa le cabría solo un papel semejante
al de Alberto Fernández, para perder esta vez. Hoy, el único regreso posible de
Mauricio Macri será como un inteligente jefe de la oposición, empujando las
reformas. ¿Un regreso calculado cuando se mira la debilidad de sus candidatos?
Hoy, la deserción de Macri oscurece un panorama que
debería ser claro. Pero en la Argentina siempre parece ser de noche hasta que
amanece.