lunes, septiembre 12, 2005

MACRI, CAVALLO Y EL DESORDEN POLITICO DE LA CAPITAL

Desde el regreso de Domingo Cavallo a la política argentina, con su candidatura paralela a la de Mauricio Macri en la ciudad de Buenos Aires, se discute la oportunidad de su aspiración y el efecto político de la misma sobre la construcción de una fuerza de centro derecha en la capital argentina. Las acusaciones acerca de una alianza secreta entre Cavallo y el Gobierno, destinada a perjudicar a Macri y el rechazo de Macri a formar alianza con Cavallo acusándolo de “piantavotos” dejó una sombra aún no iluminada sobre el ya de por sí confuso panorama político de la ciudad, donde más de cincuenta partidos aspiran a colocar sus representantes en el Congreso Nacional y en la legislatura porteña. En medio de la confusión, sin embargo, los dos hombres –Cavallo y Macri- continúan cada uno sus caminos, que lejos de colisionar, se complementan.

Cuando después de la elección de Octubre de 2005, la coalición invisible del centro derecha se enfoque hacia la elección presidencial y de Gobernadores del 2007, quedará claro lo que hoy permanece oscuro: el destino de inexorable unión de las fuerzas e ideas que ambos políticos representan. El carácter profundo de aliados está basado en el hecho más notable de la próxima elección de Octubre de 2005, aún no totalmente esclarecido frente a los votantes: no se trata de una elección menor de representantes locales sino que se plebiscita un modelo de país. Así, esta doble elección, lejos de enfrentarlos como competidores, coloca a Macri y a Cavallo como luchadores en dos campos bien distintos y complementarios: por un lado, la batalla por el cambio en la Gobernación y administración de la ciudad y por el otro, la batalla por el cambio de la política económica y la política exterior de la Argentina. Macri va a luchar por la cambiar la ciudad y por su merecido lugar de Gobernador de la misma. Cavallo va a enfrentarse a Kirchner y al proyecto remanente de Duhalde y va a pelear por llevar al país al lugar de dónde no debió haber salido en Diciembre de 2001. Macri pelea en esta elección por la Ciudad de Buenos Aires y Cavallo pelea por la Argentina.

Ambos hombres son candidatos al mismo puesto de diputados, los dos deberían ser elegidos y sería un error creer que compiten por los mismos votos. Como soldados de la modernidad, están en distintos frentes y tienen no sólo distintos enemigos, sino distintos amigos. Macri, como luchador por la Ciudad de Buenos Aires, tiene frente a sí y como enemiga principal, a la todopoderosa Elisa Carrió, que subyuga a los votantes indecisos porteños que vacilan entre la buena gestión y el contrato moral, y por lo tanto Macri va a obtener sus nuevos votos convenciendo a esos porteños dubitativos de que para aumentar la calidad de los servicios de la ciudad no es necesario un contrato moral sino eficiencia en la gestión. Su base de amigos se encuentra en la gran parte del centro derecha que ya se ha convencido de ésto y que va a votarlo en esta elección, así como a sus candidatos a legisladores, para otorgarle una base que lo lleve a Gobernador en el 2007. Cavallo, como aspirante a cambiar el destino de la Argentina, tiene en cambio frente a sí a Rafael Bielsa, representante del Gobierno de Kirchner y fiel expresión del proyecto socialdemócrata, antirreformista y antimodernidad emplazado por Duhalde y Alfonsin con el golpe institucional de Diciembre de 2001. Sus votantes porteños no van a ser aquellos del centro derecha preocupados principalmente por el destino de la ciudad sino por aquellos porteños atormentados por el destino argentino y que rechazan, en primera instancia, quedar anclados en la antimodernidad. Sus votos provendrán de ese sector de clase media progresista que apoyó su gestión en los noventa, diferenciándolo de un peronismo moderno aunque poco transparente, que lo reclamó para la Alianza en el 2001, y que hoy duda de las apariencias progresistas de Kirchner, prefiriendo la solidez de la economía decididamente capitalista que promete Cavallo. Macri y Cavallo aspiran a lugares diferentes y a votos diferentes, que van a sumar en el Congreso de la Nación, a favor de la modernidad en Buenos Aires por un lado, y a favor de la modernidad en la Argentina por el otro.

Ambos candidatos expresan el progreso versus el estancamiento, la grandeza versus la mediocridad. Macri es el más fiel representante de la nueva élite porteña, destinada a llevar la ciudad hacia su destino más precioso. Cavallo es la revancha y la vuelta del pasado en lo mejor que éste tuvo: su proyección hacia un futuro moderno. Si Macri es el nuevo Mitre, Cavallo continua siendo Sarmiento. Cavallo a la Nación, Macri a la ciudad, o el orden de lo que suma en la clara luz de lo invisible.